Las fallas en la experiencia de usuario se han posicionado como la mayor amenaza para la fidelidad del cliente digital.

En el acelerado ecosistema de la banca digital, la confianza se ha convertido en la moneda más valiosa. Hoy, un error mínimo en una aplicación bancaria puede desencadenar una crisis reputacional, pérdidas millonarias y una fuga silenciosa —pero constante— de clientes. Mientras el debate técnico suele centrarse en la infraestructura tecnológica, surge una pregunta urgente: ¿quién está realmente mirando al usuario?
Las fallas en la experiencia de usuario se han posicionado como la mayor amenaza para la fidelidad del cliente digital. Cada retraso, caída o error de autenticación tiene un impacto directo en la confianza del usuario y, por ende, en la competitividad de las instituciones financieras.
Las proyecciones de Gartner son contundentes: para 2026, el 50% de las grandes organizaciones adoptará herramientas de Observabilidad, un salto drástico respecto al 20% registrado en 2024. El auge de infraestructuras complejas —como arquitecturas distribuidas, microservicios y entornos multicloud— ha convertido la resiliencia digital en un imperativo estratégico.
En este escenario, la Observabilidad Total se posiciona no como un lujo, sino como el nuevo “seguro estratégico” para prevenir pérdidas de clientes y garantizar continuidad operativa. Así lo señala Néstor Contreras, Gerente Comercial de Atentus en Chile, quien afirma:
“La clave ya no es solo detectar errores, sino gestionar en un estado de observabilidad total: anticipar, interpretar y resolver con rapidez. En Atentus combinamos tecnología, inteligencia de datos y acompañamiento humano para garantizar que la experiencia del usuario sea perfecta, de principio a fin.”
A diferencia del monitoreo tradicional, la observabilidad no solo detecta incidentes: los anticipa, identifica su origen y permite resolverlos antes de que afecten la experiencia del cliente. Esto se traduce en ventajas decisivas:
“El valor no solo reside en las plataformas, sino en interpretar los datos para convertirlos en decisiones que impacten directamente en la operación y en la experiencia de los clientes”, agrega Contreras.
El entorno financiero enfrenta amenazas crecientes: ciberataques sofisticados, lavado de activos a través de fintechs, vulnerabilidades invisibles o fallas en cadenas de servicios digitales. La inteligencia artificial se vuelve clave para anticipar anomalías, identificar patrones en tiempo real y responder a riesgos emergentes.
Para Contreras, la banca tiene un rol crítico en este nuevo escenario:
“Un sector tan sensible como este debe contar con las mejores herramientas para asegurar que el cliente confíe plenamente en su entidad, tanto dentro como fuera de la aplicación.”
La banca digital se encuentra en un punto de inflexión donde la innovación solo puede avanzar al ritmo de la confianza del usuario. La observabilidad total impulsa una nueva cultura organizacional: una en la que cada dato, cada alerta y cada decisión contribuyen a fortalecer la promesa de continuidad, estabilidad y excelencia en la experiencia digital.