Pequeños errores no detectados pueden generar grandes pérdidas. Anticiparse con monitoreo y observabilidad permite prevenir fallas, proteger la operación y garantizar una experiencia digital sin interrupciones.

En el mundo de los negocios digitales, lo que no se ve suele ser lo que más impacto tiene. Las fallas invisibles en plataformas online —ya sea en una aplicación bancaria, un sitio de e-commerce o una pasarela de pagos— pueden transformar una jornada de alto rendimiento en pérdidas significativas en cuestión de minutos. Lo paradójico es que muchas de estas crisis no surgen de grandes catástrofes tecnológicas, sino de pequeños errores que se multiplican cuando nadie los detecta a tiempo.
Durante años, el enfoque predominante fue reaccionar: esperar a que los usuarios reportaran un problema, acumular quejas en los canales de atención y recién entonces activar al equipo técnico. Hoy, en un ecosistema donde la experiencia digital es la verdadera vidriera de las empresas, ese esquema quedó obsoleto. El desafío no es responder a las crisis, sino anticiparse a ellas.
“Cada segundo de demora o error en plataformas digitales representa un riesgo directo para la operación y la percepción de la marca en cuestión. El monitoreo proactivo permite anticipar problemas y actuar antes de que el usuario final se vea afectado, explica Florencia Tcholakia, Country Manager de Argentina de Atentus, firma especializada en gestión de la experiencia digital con más de 25 años de trayectoria en la región.“En temporadas de alta demanda, garantizar la disponibilidad y velocidad de los servicios no es opcional: es una condición estratégica para mantener la confianza y maximizar resultados”, suma.

Según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), en Argentina y solamente durante el CyberMonday de 2025 se registraron 5,5 millones de órdenes de compra, lo que representó un aumento del 34% en comparación con el año anterior. Asimismo, y respecto a las transacciones totales, este evento generó ventas por más de $493 mil millones de pesos argentinos, con un ticket promedio de aproximadamente $114 millones de pesos vendidos por minuto. Para la edición 2025 de este evento se prevé que participen más de 1.000 marcas, se presenten más de 18.000 megaofertas y se proyecta que genere ventas por un monto cercano a US$ 490 millones.
Aquí es donde entran en juego dos conceptos clave para la competitividad digital: monitoreo y observabilidad. “El monitoreo permite seguir en tiempo real cómo funcionan sistemas y aplicaciones, mientras que la observabilidad va un paso más allá: ayuda a entender qué está pasando dentro de todo el ecosistema digital, analizando datos, métricas y registros para anticipar fallas antes de que lleguen al usuario final”, explica Tcholakian.
La observabilidad conecta todas las capas críticas: infraestructura, aplicaciones y la experiencia del cliente. Al correlacionar esta información se forma una narrativa completa que une el síntoma con su causa técnica. La gran diferencia: todo sucede en tiempo real, evitando que un problema pequeño se transforme en un impacto mayor para el negocio.
¿Qué herramientas son efectivas para estas situaciones? Lo que se recomienda en estos casos, es el monitoreo sintético, que simula la navegación de usuarios reales en sitios web, apps o sistemas automatizados. “Esto permite detectar de manera anticipada errores de autenticación, caídas en integraciones con terceros o procesos de compra lentos, problemas que muchas veces explican la pérdida de conversiones y frustran a los compradores”, afirma la directiva.
Los riesgos de no contar con un esquema sólido de observabilidad son claros: pérdida de clientes e ingresos por caídas de servicios, saturación de canales de atención por usuarios frustrados, o desgaste de la confianza cuando la experiencia digital no está a la altura de lo que el consumidor espera. En mercados dinámicos, especialmente durante eventos de alto tráfico como Black Friday o Cyber Monday, la continuidad digital es ya un factor de reputación tanto como de rentabilidad.
La lección es sencilla pero estratégica: la experiencia digital no se improvisa, se gestiona, y esa gestión requiere incorporar la voz invisible del usuario en tiempo real. En la era donde la confianza viaja a la velocidad de un click, prevenir vale mucho más que remediar.
Fuente: The Post (Argentina).
https://thepostarg.com/institucionales/cada-segundo-cuenta-el-costo-oculto-de-los-errores-y-retrasos-en-sitios-web-de-e-commerce/